En Petit Comité

Crónica de una crónica anunciada

El pasado sábado día 21 se reunió en el conocido local Jaleo de la capital Madrileña lo mas granado y florido del panorama bloggero nacional.

La noche blogger comenzó sobre las 10 con la imposición de friki-pegatinas con el nombre, nick o dirección IP del personal. Algunos de los más afamados personajes no necesitaban llevarlas, tal es el caso de nuestros anfitriones Roge y P. Es curioso el caso de P, que pese a ser un tío anodino y común cual funcionario del Ministerio de Agricultura resulta siempre fácilmente reconocible por su riguroso luto. Lamentablemente fuentes de esta redacción no pudieron comprobar si es cierto o no que siempre usa cK.

Allí nos presentamos los Hombres G. Osea, El Warri, Carlitos (que fue bautizado como próximamente y que ya ha roto a escribir) y este seguro servidor de ustedes. Y nos encontramos con la versión femenina de Dios: Srta. Vainilla, Princesa y Grache. Tres mujeres, pero un solo Dios Verdadero vestido de Coyote Dax, pero con más nivel, Maribel.

Transcurría la noche dentro de una amena normalidad, cuando, tras girar 90 grados doy con un guaperas etiquetado como “Borjamari”. Hinqué mi rodilla en tierra, anonadado ante tan espectral presencia. Un Joe Black a la española. Repuesto parcialmente de la impresión alucino pepinillos de nuevo al constatar el hecho de que el maromo que tengo a babor es, siempre según su placa de identificación, “La novia de Borjamari”. ¡Bendito sea el Averno! ¡Borjamari existe, es guapo, gay y tiene un momio de metronoventaypico! ....cual no sería mi inmensa desilusion al ser informado de que se trataba de una chanza. Una broma. Ni era Borjamari, ni el pibe era el suyo propio, ni el güisqui era escocés.

Siguió el transcurso de la noche y cinco güisquis con sevenapes después logré mantener una conversación de al menos tres frases con P. No quise ir más allá. Para ser la primera vez me pareció suficiente. Que luego se nos aficiona y cuando le entre la llorona le da la incontinencia verbal y no es plan. No quiero pensar en como quedaría mi reputación si se llegaran a publicar imágenes de P abrazándome lloroso gimiendo frases del estilo de “¡Hics! Si es que sois de puta madre ¡Hics¡ y yo soy un cabron ¡Hics! Jo, tio, osea, os quiero mazo”

Y ya, en llegando la una de la mañana y en busca de la cazadora perdida (Timberland, of course). bajamos a la planta baja, donde a parte de conocer al rubiales de Ed, que parecía haberse escapado de un catálogo de Tommy Hilfiger fueron perpetradas varias fotografías en las que no se aprecian ni mis ojos azules ni mis abdominales. Quemen esa cámara y al fotógrafo.... ¡qué le corten la cabeza!