En Petit Comité

Tus muelas!

Hay una parte de mi trabajo que me resulta ingrata. Es habitual en este
país, o al menos en este Fuerte Apache que llamamos Empresa, que los
proveedores traten constantemente de hincártela. Así que periódicamente
me veo en la situación de tener que decirle a un tío de la edad de mi
padre que se meta sus equipos por donde amargan los pimientos, que no me valen.
El tío, habitualmente, se pone muy digno y o bien niega la mayor y dice
que todo funciona cojonudamente o bien me echa la culpa a mi de la muerte
de Manolete. Entonces es cuando me tengo que cabrear y decir que o me los
cambia o nos vemos en Plaza de Castilla. Y entonces él me dice que los
va a llevar a que les eche el visto bueno Rouco Varela, o el laboratorio
certificado ENAC de turno y que se me va a caer el pelo. Y yo le digo
que me da por el saco lo que diga la NASA. Y el me dice que esto no le había
pasado jamás y que así no se puede trabajar y va y se caga en Dios. Y entonces yo me cago en Dios y en María Santísima. Y el se caga hasta en el Osito Misha. Y no nos damos de ostias simplemente porque nuestros jefes no exigen tanto, que si hubiera un plus por diente roto me dejaba sin mis 32 piezas dentales a las primeras de cambio.

Y sistemáticamente me voy a casa con mal cuerpo, porque yo no me partí
loscuernos empollando cinemática y dinámica de máquinas para discutir con
un tío que se parece a Mayor Oreja sobre pasta y mentarle a su Santa Madre. Y
alguna vez, en uno de los cinco cedés que tengo en el cargador del coche suena el tango "Cambalache". Deberían ponerlo como sintonía del telediario de las 9. Por si a alguien, en un arrebato de idealismo, se le ha olvidado con que jabalises nos estamos jugando los cuartos.