En Petit Comité

Un pelirrojo con cara de pillo

Yo ya llevaba unos... dos meses en Linköping así que sería ya noviembre. El invierno en Suecia es un poco coñazo y un poco todo el rato igual. Sales del calorcito de la residencia con más capas de abrigo que una cebolla. Incluyedo un pasamontañas que parece que vas a atracar bancos. Pillas la bici y a pedalear lo más rápido posible. A la uni. Al calorcito otra vez. Por cierto: cuando llegas, tu propio aliento se ha helado en el pasamontañas. Y eso un día tras otro. Muchas fiestas de Erasmus. Pero esas son iguales en Suecia que en Aquisgrán.

Bueno... llevaba yo ya unos dos meses en Linköping cuando conocí a Isak. Siempre habia pensado que Isak era nombre de tia. Quizá por mi amiga Isak Dinesen. Pero no, Isak era Sueco. De un pueblillo de Östergötland del que ya ni me acuerdo. Es lo que tiene el sueco, que no hay quien se acuerde de cómo se llaman las cosas y mucho menos de cómo se escriben. Más tarde me contó que Isak significa "risa" y si eso es verdad, entonces tenía el nombre mejor puesto del mundo.

A Isak le conocí en el cuarto de las lavadoras. No se porqué extraña costumbre solíamos coincidir allí. Le hacían gracia mis gallumbos de Massimo Dutti y gallumbos por aquí, gallumbos por allá en un par de días acabamos en su habitación con los gallumbos en los tobillos.

Era noviembre. Y julio todavía quedaba muy lejos. Demasiado lejos como para pensar que iba a ver a aquel pelirrojo sonriente y con cara de golfo con los ojos rojos despidiendose de mi en el Aeropuerto de Arlanda. A lo mejor ninguno de los dos quisimos pensar que julio llegaría. Y nos enamoramos.

Fue sin darnos cuenta. La verdad es que empezó como una especie de amigo con derecho a roce. Pero yo salía con su pandilla de amigos suecos. Pasabamos bastante tiempo juntos. Yo siempre había navegado, y él como buen sueco, por supuesto que también... y sin darnos cuenta, no se si fue él o fui yo... alguién dijo "te quiero".

Nunca hubiera conocido suecia si no hubiera sido por Isak. Incluso me salí de la carretera con su viejo volvo granate... A las 11 de la noche en medio de una nevada. Menos mal que en el pais de Ericsson siempre hay cobertura. Ese fue el día en el que su padre me miró con cara de "asi que este es el español" jejeje....

Han pasado 5 años y no le he vuelto a ver. Pero nunca olvidare sus ojos de pillo erojecidos en el aeropuerto y el asqueroso nudo en la garganta que no me dejaba respirar. Ni los litros de lagrimas que solté escondiendo mi cara contra la ventanilla del avión.

Todo el mundo debería conocer a un Isak en su vida.

Por cierto.... nunca me dieron la Beca Erasmus y nunca he estado en Linköping.